DIOS… ¿POR QUÉ A MÍ?

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Siempre he tenido bastante inquietud existencial sobre el tema de Dios y la creación; analizando varias religiones, lo que sí me ha quedado claro es que tenemos un Creador Inteligente; en mi caso, yo lo llamo Dios… indiferente a la religión, creencia o inclinación espiritual que tengas, en mi blog no deseo enfrascarme con este tipo de dilema existencial.

Teniendo esto aclarado, comenzaré a narrar lo que me ocurrió y que me llevó a esta pregunta… ¿Dios; por qué a mí?

Luego de la cirugía de paratiroides, teniendo las hormonas, metabolismo y ansiedad descontrolados, veía a otras personas que realizaban sus vidas de forma natural y normal; esto me hacía sentir gran frustración por no tener el mismo control en mi vida.

Era tanto mi desespero, que siempre finalizaba esas observaciones en una pregunta repetitiva…

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Dios… ¿Por qué me está pasando esto?son tantas y tantas cosas que he dejado de hacer por sentirme así; el tiempo está pasando y sigo aquí estancada sin poder actuar para alcanzar mis sueños.

Al pensar así, más ansiedad sentía y mi cuerpo lo manifestaba con mayores bajones de energía, taquicardias, agobios, sudoraciones, atracones de comida, entre otras manifestaciones físicas que hacían de mi vivencia un verdadero calvario.

Entre todos estos pensamientos había uno en especial que rumiaba mi mente y que surgió desde el momento en que me encontraba en la sala de urgencia del hospital, luego del bajón repentino de calcio en sangre que me llevó a una situación complicada con broncoespasmos (no poder respirar por el bloqueo de los músculos del pecho).

Dicho pensamiento persistente fue… ¿Por qué me sentí abandonada de Dios mientras luchaba por aferrarme a la vida?… ¿Dónde estaba aquel ser al cual oraba y tenía gran Fe?

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En cada momento de ahogo, veía a mi hijo y su esposa, (los cuales nunca me dejaron sola) con gran amor, pero además, sentía una carga de sentimientos, entre desespero, angustia, miedo, aferramiento por sentir que agotaba mi oxígeno y no quería morirme con situaciones o perdones pendientes; principalmente con mis hermanos.

Cada momento que pasaba sin que me inyectaran el calcio que requería mi cuerpo, lo sentía como si fuera un escalón más cerca de mi muerte.

Dentro de mí decía … ¡Dios, ayúdame!… ¿Dónde estás?; Tengo mucho miedo, ¿Me estoy muriendo?… no te siento… estoy sola, te necesito… ¿Por qué me está pasando esto?… lo peor de todo es que nunca aquel «Dios» me respondió.

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Como pueden ver … No me morí en aquel acontecimiento y llevo viviendo dos años a la hora de compartir mi blog; ese momento de mi vida me marcó mucho, convirtiéndose aquellos pensamientos y cuestionamientos en una constante idea repetitiva y dañina, al sentir que no obtuve respuesta del ser en quien tenía fe.

Comencé a cuestionarme su existencia… si Dios verdaderamente existe, ¿por qué no se manifestó en mi peor momento? … ¿Si Dios es real; por qué permitió que esto me pasara?… será que Dios es una gran mentira de mi mente?… si Dios está conmigo, por qué me invadió un pánico descontrolado a la muerte?

Fueron muchas preguntas que rondaban constantemente mi cabeza y lo peor; ninguna sin respuesta.

Al pasar los días empieza un proceso de equilibrio, gracias a las terapias y demás situaciones que permitieron tranquilizar mi mente y cuerpo; haciendo que los cuestionamientos rumiantes de la existencia de Dios se calmaran, tornándose cada vez más débiles.

Aquellas preguntas comenzaron a perder aquel carácter meramente acusador e inquisitivo, donde yo las había encasillado, y las modifiqué en una serie de preguntas cuyas respuestas fueron más sencillas de encontrar.

Algunas de aquellas preguntas fueron; … Dios, ¿para qué permitiste que se manifestara mi miedo cuando estaba al borde de morir?; … Dios, ¿para qué dejaste que sintiera tanta soledad en el momento de agobio?… Dios, ¿cuál es el sentido de sentirme sola, sabiendo que mis hijos estaban conmigo?; … Dios, ¿cuál es la razón para vivir lo que estoy pasando?

La respuesta a estas y otras inquietudes las resumiría de la siguiente manera…

Dios, ¿para qué permitiste que se manifestara mi miedo cuando estaba al borde de morir?

Para tener herramientas de aprendizaje; sin abordar diversas situaciones, nunca podría saber la esencia de mi vida; el mundo es un maravilloso escenario que nos permite identificar la naturaleza y el sentido de nuestra existencia.

Dios, ¿para qué dejaste que sintiera tanta soledad en el momento de agobio?

Es en los momentos que flaquea el ego que logramos abrir nuestra puerta invisible hacia la enseñanza de la existencia de un Dios amoroso, el cual se manifiesta, no por lo bueno o malo de nuestro actuar; sino por la sutileza del aprendizaje que está inmerso en las vivencias cotidianas.

Dios, ¿cuál es el sentido de sentirme sola, sabiendo que mis hijos estaban conmigo?

En la paz interior es donde radica la voz tranquilizante de Dios, la soledad es una sensación, más no es un sentimiento, todo depende de la óptica como lo mires; yo me encontraba acompañada por seres queridos, pero mi agobio no permitía observar que aquellos seres estaban allí porque Dios los había puesto para mí.

Dios, ¿cuál es la razón para vivir lo que estoy pasando?

¿Has notado que los aprendizajes más importantes y que han requerido mayores esfuerzos y sacrificios, son los que realmente valoramos?… es la mejor respuesta que pude descubrir.

Todo en la vida es causalidad, la casualidad no existe bajo mi punto de vista. Si dejo pasar, por ejemplo, estados ansiosos sin trabajar para superarlos, este estado se desborda y provoca malestar emocional; si lo dejo escalar, se convertirá en trastorno; si permito que crezca más, podría manifestarse en enfermedades graves… ahora ya comprendes, ¿por qué digo que es causalidad.

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Te invito a que cambies esos continuos «¿Por qué?», y te enfoques a preguntas enriquecedoras; verás respuestas más interesantes para analizar a nivel personal, y así poder determinar la presencia y el sentido de Dios en nuestra vida.

Cuando realicé este pequeño cambio de cuestionamientos, dejando de preguntar… ¿Dios, por qué me pasa esto?; transformándolo por … ¿Dios, para qué me paso esto?por fin obtuve las respuestas.

Una forma simple de explicar las respuestas obtenidas es que Dios ama mucho a su creación y nos permite experimentar para que podamos comprobar por nosotros mismos su gran amor, que es libre de egoísmo y egocentrismo. También nos da la libertad de discernir lo que cada situación nos presenta, y nos permite decidir y expresar nuestras opiniones frente a las circunstancias.

Cuando aprendí a sentirme como un ser amado y creado por Dios, armonizó y calmó mis destructivos pensamientos, empezando a valorar y disfrutar cada circunstancia que se presentaba en mi entorno, dando un vuelco total a la forma como miraba las situaciones.

Comencé a cambiar mis actitudes, pasando de ver las condiciones de manera negativa a tener una actitud positiva y constructiva.

Todos los días aprendo a valorar el tiempo presente y cada situación la aprovecho para mostrar amor, compasión y humildad.

Esto lo he conseguido tranquilizando la mente, logrando interiorizar el sentido que Dios tiene para la existencia de cada uno de nosotros.

Él nunca permitirá que se pierda el enfoque de aprendizaje y si para ello necesita dar una lección más profunda y así entender la verdadera esencia de la vida, dará mayores retos, y lecciones más fuertes hasta que por fin podamos adquirir el conocimiento requerido para la evolución.

Quieres escuchar las respuestas que tiene Dios para ti?

Es muy sencillo; solamente requieres apagar el ruido de tu mente, los afanes de la monotonía cotidiana, de tu estrés, tus aflicciones, tus continuas quejas, miedos; permitete escuchar la voz interior; es ahí donde obtendrás las respuestas; y aunque suene como frase de cajón, «Dios vive en ti; es parte de ti», simplemente no sabemos escucharlo.

Solo calma tu ruido y entenderás que todo lo que vives es parte de un paquete de enseñanzas, las cuales son necesarias para obtener una especie de graduación para la vida, y así sentirte parte de su amor.

Algo muy importante de resaltar; Dios no envía ningún tipo de castigo a tu vida; así que evita seguir haciendo la pregunta con enfado… Dios, ¿por qué? ya que de esta forma estarás cuestionando su inmenso amor.

El verdadero amor no destruye; al contrario, instruye, edifica, enseña, da libertad, fortaleza, tolerancia, paciencia, humildad.

Depende de la forma como diriges el timón de tu vida, podrás desarrollar el amor genuino que Dios te brinda, depende de ti aceptarlo, ya que eres el edificador de tu destino.

En mi caso, el temor a morir; el apego a los seres que amo, los sentimientos de culpabilidad que nunca faltan, el agobio por creer que mi tiempo se acababa, nubló mi discernimiento para comprender la sutileza de la enseñanza que Dios me estaba dando con la situación que estaba viviendo.

Entendí que mientras más apegos tengo, ya sean materiales o afectivos, más lejos estaré de la maravillosa sensación de libertad que se obtiene al desprenderse de lo terrenal y de querer tener el control sobre el entorno.

Ahora comprendo, Dios nunca me abandonó en esos momentos de angustia, por el contrario, estaba a mi lado, manifestándose en las amorosas manos de mis hijos (Sebastián y Camila), sosteniéndome para no flaquear a cada espasmo; en los médicos que me sacaron de la crisis, en las llamadas de todos mis seres amados, mi esposo a través de la distancia, que me brindaron su apoyo y amor.

De este modo… como podría seguir diciendo… Dios, ¿por qué me pasa esto a mí?… ahora he modificado la pregunta por agradecimiento diciendo … Dios, gracias por darme esta enseñanza de humildad y de aceptación a mi naturaleza frágil, vulnerable y humana.

Pienso que Dios es como aquel Padre amoroso que enseña a su hijo a andar en bicicleta; Él siempre estará presente detrás de su hijo; no lo perderá de vista, aunque su niño piense que no está allí y que caerá; pero aquel padre siempre lo sujetará con su mano en el momento justo que la caída sea inminente.

En este momento de mi vida doy gracias a Dios por brindarme la oportunidad de vivir cada situación con mayor humildad; deseo seguir aprendiendo por medio de la observación y discernimiento que me regala en cada nuevo aprendizaje, valorándolo con la sencillez que solo encontramos en los aspectos más simples de la vida.

Te invito a que realices lo mismo, es muy gratificante y sanador; ten un lindo dia.

Con mucho carino,

1 comentario

  1. Hola de nuevo , espero que no me hayas extrañado mucho,. Tu reflexión acerca de los sentimientos del momento en que empiezas ese calvario nos muestra esa fortaleza que te dió ésa situación para poder ver la luz en el camino, tienes razón al decir que nunca estamos solos, siempre estaremos de la mano de Dios El nos guiará para seguir el mejor camino y sanar nuestras dolencias y nuestro corazón. Un besote hermana de mi alma

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