El Movimiento en la Ansiedad

El Movimiento en la Ansiedad

En esta parte, me centraré en mi proceso de recuperación, teniendo en cuenta el Movimiento.

Encontramos infinitos recursos digitales que hablan de, causas, consecuencias y/o situaciones que nos llevan a estados ansiosos; mi objetivo no es abordar dichos aspectos a fondo (dejemos a los profesionales de la salud que nos instruyan con mayor eficacia estos aspectos).

Mi objetivo es conceptualizar El Movimiento en diversas etapas de mi vida; donde se fue modificando de acuerdo a la forma como se iba interiorizando; ten en cuenta que mi historia podría estar reflejando tu realidad o la de alguien cercano a ti. A continuación contextualizaré un poco mi vivencia.

CONTEXTUALIZANDO; UNA MIRADA AL PASADO…

Mucho antes de desbordarse la ansiedad, el significado que para mi tenía Movimiento era «la capacidad de desplazamiento utilizando alguna parte del cuerpo, desarrollando actividades motrices propias a la cotidianidad».

No negaré que tuve una etapa donde realicé ejercicio con la mentalidad de sentirme “saludable”; saliendo un poco del sedentarismo que tenía, luego de dos acontecimientos muy fuertes y seguidos; la muerte de mi madre y el divorcio con el padre de mi hijo (hace 20 años aproximadamente ambos sucesos).

Fue así que decidí dar un vuelco total a mi vida, mudándome a otra ciudad junto a mi hijo, en el nuevo rol «Madre Soltera» tratando de recuperar a la mujer de decisiones independientes.

Supuestamente, lo que me impulsaba para convertirme en la «Nueva Gloria» era mi hijo y el empoderamiento generado por el rol de «madre soltera»; comencé a caminar grandes distancias para salir del sedentarismo y asistí semanalmente al gimnasio. Pasé de 90 kilos (198 lb) a 46 kilos (101 lb)… ¿Motivador, verdad?…

Les confieso; la motivación real no fueron las descritas; lo verdaderamente motivante fue el tema que rumiaba constantemente mi mente … «¡Estás gorda!»; el cual era recurrente en mi entorno familiar, social y de pareja, creando en mí pensamientos obsesivos de «¡Debo bajar de peso para que me quieran!».

Nos radicamos alrededor de dos años en Medellín Colombia; luego viajamos a vivir una temporada con mi hermano en España; al verme, se preocupó mucho por el estado acelerado de delgadez. Pero yo sólo pensaba… ¡Por fin lo logré! Tengo el cuerpo deseado. Cualquier estilo de ropa me servía, me sentía una mujer atractiva y pensaba que ahora podrían amarme (aclaro; estos pensamientos solo son juegos de nuestra mente cuando estamos inmersos en una baja autoestima).

El pensamiento rumiante del pasado (estoy gorda, nadie me quiere), lo cambié por otro más negativo, … «debo conservar mi figura cueste lo que cueste«… entrando en un juego bastante peligroso de desbalance alimentario y ejercicio.

Seguí mis largas caminatas, aumentando la distancia, bordeando la playa; los paisajes mediterráneos eran maravillosos. Intentaba observar y escuchar toda la grandeza de la naturaleza; pero el ruido interior de mi baja autoestima desconcentraba el verdadero sentido de la vida. Desaprovechando tantos momentos lindos por dejarme envolver de preocupaciones e inestabilidades que no fueron superadas en su momento.

Sitges España
Sitges España

Las personas a mi alrededor no se daban cuenta del desorden y la depresión que yo estaba experimentando. Me veían activa pero silenciosa, inmersa en una tranquilidad disfrazada, realizando mucho ejercicio. «Debía» mostrarme fuerte para mi hijo y las personas de mi entorno.

Lo importante en ese momento era el hecho de haber conseguido bajar de peso, por fin estaba delgada, producto de un <aparente estilo de vida saludable> (autoengaño total). Muchas veces, al sentir que había comido de más, entraba al baño sin que nadie se diera cuenta para vomitar.

El espejo se convirtió en mi enemigo; la imagen que me reflejaba era una figura cada vez más gorda. Estaba sufriendo de anorexia sin darme cuenta, producto de mi desorden emocional.

Sentía tantas cargas en la mente, que buscaba distracciones con acciones poco saludables como cigarillo, café abundante, dulces y repostería… pero este aspecto lo abordaré en otro espacio del blog.

Pasaron algunos años y nos mudamos a Estados Unidos; yo me sentía con una aparente seguridad por mi nueva apariencia (más delgada), agilidad para subir y bajar montañas al lado de más jóvenes; podía desarrollar actividades físicas sin problema.

Pero, toda esa energía y vigor, se fueron acabando al comenzar a trabajar en sitios no sólo con horarios extenuantes sino con condiciones laborales de gran exigencia física. Apagando poco a poco esa engañosa salud; el significado de movimiento dejó de ser  desplazamiento y ejercicio, para convertirse en movimiento para el trabajo.

AVANZANDO UN POCO EN EL TIEMPO…

Me voy a situar dos años atrás en el 2022, cuando fui diagnosticada con el Trastorno de Ansiedad Generalizada. Mi cuerpo, en esos momentos, pasaba por situaciones demasiado estresantes debido a factores como: trabajos del pasado, condiciones preexistentes de salud (operaciones, desequilibrios hormonales y metabólicos), COVID, entre otras que hacían del movimiento un tema complejo para integrarlo en mi rutina diaria.

Mi enfoque se dirigió a encontrar estrategias de alivio y sanación de la ansiedad; en eso focalicé todos mis esfuerzos, más no en el movimiento.

No me daba cuenta que, mientras más me centraba en la recuperación de la ansiedad, ella se manifestaba con mayor fuerza.

Photo by Yan Krukau on Pexels.com

Caminar… salir del entorno conocido y que mi cerebro asumió seguro (casa de mi hermano), no era opción en ese momento, porque el cuerpo sentía mucho dolor muscular, taquicardias, opresión en el pecho, agitación, miedos, pensamientos obsesivos de que me podría pasar algo malo al estar fuera de mi «sitio seguro».

Fue por ello que el endocrino me remitió a psiquiatría, ya que mi vida se había convertido en: cuatro paredes, una manualidad, mi hermano, tres perros, tres gatos, comer y tratar de dormir.

Antes del Trastorno de la ansiedad, mi peso era de 85 kilos (187 lb) y a los tres meses de tener ansiedad, ésta se desbordó de tal forma que se manifestó en mi peso, llegando a ser de 106 kilos (233 lb).

Causas que me llevaron al aumento de peso por poco Movimiento en el Trastorno de ansiedad…

  • Desorden hormonal que desequilibro el balance natural de mi cuerpo.
  • Falta de Movimiento por los temores que sentía de lesionarme o experimentar pensamientos catastróficos.
  • Pastillas para controlar la Ansiedad (ansioliticas y/o antidepresivas) ya que relentizaron mi sistema nervioso y el metabolismo se volvió más perezoso.
  • Pensamientos rumiantes de … me voy a engordar más…  este tipo de mensaje fue inadecuado para el cerebro; ya que lo interpretó como requerimiento de protección exagerada, guardando, reservando, almacenando por medio de grasas tanto a nivel cutáneo como visceral e inflamando de esta manera los órganos.
  • Sedentarismo extremo porque impidió el aumento de masa muscular por la falta de actividad acumulando la grasa en los músculos.
  • Movimiento repetitivo y frecuente entre la mano y la boca (algo de humor), es decir muchas calorías entrando con la comida y pocas saliendo.
  • Inactividad generada por los malestares propios a estados de Ansiedad. Ejemplos: respiración deficiente, aceleración cardiaca, diarreas frecuentes, mala coordinación psicomotora, temores a lo desconocido o a las personas.

Considero que éste es un resumen de algunas de las causas que he observado en mi proceso, teniendo en cuenta el movimiento, ya que en otros temas seguiré abordando más causas de la Ansiedad.

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1 comentario

  1. Lo primero a tener en cuenta para tener una buena salud física, es no desatender en ningún momento nuestra salud mental, es difícil de detectar un deterioro en ella, pero siempre nos manda señales de alerta para no descuidarla , por éso hay que estar atento.

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