En esta ocasión trataré un tema con el cual algunas personas podrán sentir afinidad por estar presente en la cotidianidad; me refiero a aquellos momentos donde estamos disfrutando de un alimento a cualquier hora del día y de la nada, comienza nuestro cerebro a bombardearnos con pensamientos como…
«… Creo que estoy comiendo más de la cuenta«
¿Ya vi la cantidad de azúcar que estoy comiendo?
Creo que no está bien balanceado este plato.
… Luego de comer; sería importante pesarme
Con un litro de agua podría disolver y evacuar toda esta comida.
… ¿Subi centímetros?… ¡Ojo!
Este helado está delicioso, pero voy a engordar.
¿El pastel de tres leches… cuantas calorías tendrá?
Así como estos hay mil y un pensamiento más que podrían pasar por tu cabeza; si esto te ha llegado a ocurrir, te tengo una noticia… ¡Bienvenido/a al mundo de la ansiedad generada por mala relación con los alimentos!
En verdad es un tema bastante extenso para abordar en un pequeño espacio, pues, su nivel de importancia es grandísimo para nuestra salud y equilibrio emocional.
Hace poco descubrí, gracias a mis visitas a especialistas de nutrición y psicología, que parte de la problemática para perder de manera adecuada peso, era mi deficiente relación con el tema comida y ganar peso comiendo.
Han sido años, décadas de tener una mala relación con los alimentos, horarios, porciones, equilibrio de nutrientes, angustia por comer o no hacerlo, malas decisiones al decidir en productos para consumir, la presión en costumbres, familia, amigos, pareja.
¿Ahora a quién podría culpar de dicha mala relacion?
En estos momentos diría; ya no es importante responder esta cuestión, pues me enfrascaría en una serie de situaciones, acontecimientos, personas, culturas, que poco a poco han ido aportando a través del tiempo, dosis de mala relación con la comida; arraigando patrones de pensamiento distorsionado, referente a lo realmente importante en conveniencia nutricional.
No deseo entrar en debates sobre que es lo mejor, sí;
Comer poco o mucho.
Comer 1, 3, 5, veces al día.
Ayuno intermitente o comer de todo, pero poquito.
Buscar consumir X cantidad de calorías según edad, talla, peso, actividad física.
o si…
¿Estaré llevando la dieta correcta?.
¿Los macronutrientes, vitaminas, minerales, agua están en equilibrio nutricional?
En esta entrada solo quería expresar a nivel personal que todo, absolutamente todo lo anterior, me ha afectado en mi peso, mi ansiedad y mi forma errónea de comer alimentos.
Esto mismo podría estar pasándote sin darte cuenta en el círculo de pensamientos obsesivos en que te estás envolviendo y que evitan la perdida de peso en forma saludable.
Te pueden estar llevando a sufrir enfermedades graves como anorexia, bulimia, atracones, adicciones; por otro lado, dichos pensamientos podrían estar camuflados en actividades consideradas saludables, como hacer ejercicio y dietas, que por lo general son restrictivas; todo esto ya lo he vivido.
Muchos podrían pensar que es tonto llegar a pensar así, pero es un tema real y muy común, pero poco se habla por temor al que dirán o pensarán los demás.
Ten presente; la relación con la comida, afectará negativa o positivamente nuestro amor propio y la incidencia que tendrá en la asimilación de los nutrientes; bien sea acumulando y ralentizando el metabolismo o, por el contrario, brindando la energía óptima para las actividades diarias del cuerpo.
Muy bien, ahora te contaré brevemente lo que sentía al comer
. Ansiedad constante por pensar que engordaría con cualquier alimento.
. Pensamientos rumiantes y obsesivos por la preocupación de las cantidades de grasa, azúcar, harinas que llevaría el plato.
. Un sentimiento de vigilancia continua por parte de las personas con quienes compartía la mesa; pero sin ser esta vigilancia realmente cierta en la mayoría de las ocasiones.
. Prevención constante hacia comentarios relacionados con las porciones servidas.
. Comencé a crear, modificar y argumentar en mi interior, formas y estilos «saludables de comer» sin ayuda profesional.
. Me sentía esclava de mi imagen reflejada en el espejo, siempre con autocríticas negativas.
. Me obsesioné por pensar: ¿me peso… o no me peso?
. Sentía la sensación de que hasta el agua me engordaría.
Resumiendo, podría decir que todos aquellos pensamientos fueron producto del temor y miedo constante a engordar; lo que conseguí fue lo contrario. Es por esto, mi querido lector, que te invito a leer detenidamente mi vivencia, porque podrías estar pasando o alguien cercano a ti por esta condición.
¿Quieres saber por qué la relación creada con la comida nos puede llevar a sufrir de obesidad o sobrepeso por ansiedad?
El cuerpo es una máquina perfecta y, como tal, tiene memoria; siempre buscará la forma de sobrevivir, utilizando de manera eficiente la información de cada célula sin importar dónde se encuentre.

Si constantemente pienso: … ‘Este alimento es malo; … Voy a engordar; … Es demasiado carbohidrato; … Esta porción quizás no sea la adecuada; … Ya van a decir algo en la mesa… Mientras menos coma, mejor será para mi cuerpo‘.
Toda esta información quedará almacenada en las células, produciendo estrés crónico y activando mecanismos de defensa para enfrentar la información que generamos con los pensamientos de miedo, preocupación, ansiedad, escasez y desabastecimiento. Comenzando de esta manera una carrera desenfrenada para almacenar todo lo que comemos, convirtiéndose en grasa e inflamación, lo que da paso al sobrepeso y la obesidad debido a la mala relación con la comida.
Consejos clave para mejorar la relación con la comida
1. Llevar un diario y planificador de alimentos
Comencé a escribir un diario donde anotaba: alimentos, tiempos, cantidad de grasas, proteínas y carbohidratos que estaba comiendo.

Al principio fue difícil porque olvidaba muchas veces hacerlo, y fue entonces que descargué una app para llevar este diario; aún la utilizo, se llama ‘Diario Comida Planificador’, no es la única, hay muchas. Busca la que mejor se adapte a tus necesidades.
Con estas herramientas pude identificar que mi problema no estaba muy relacionado con excesos de alimentos; más bien era lo contrario, estaba obsesionada por las cantidades y, además, por hacer los ayunos mal programados que propiciaron una relación ansiosa con las comidas.
2. Comentarle a tu doctor cómo te sientes al comer
Al ver que mis números en la balanza se estancaron por más de ocho meses, sabiendo que llevaba un régimen aparentemente sano de dieta (en mi caso pescetariana) y ejercicios físicos de fuerza con caminatas, consulté a mi doctora, la cual me remitió a una nutricionista.

Hace un par de semanas comencé una guía nutricional que me asignó; ya que mi relación con la comida afectó mi metabolismo al mantener al cuerpo en estado de abstinencia, producto de darle pocos nutrientes y además, desbalanceados y en horarios incorrectos.
Estaba consumiendo solo dos comidas al día en porciones desequilibradas, dejando además una ventana de ayuno desproporcionada. A esto le sumé todos aquellos pensamientos obsesivos de ‘me voy a engordar’ que afectaron mi relación con la comida.
Ahora que estoy comiendo más balanceado y con tres comidas diarias en porciones reguladas, he comenzado a bajar de peso.
Por mi experiencia, te aconsejo que consultes con profesionales de la salud y pidas asesoría de especialistas. Ten en cuenta que el profesional sea idóneo y esté receptivo a tus necesidades y gustos. Muchas veces los títulos no reflejan la experiencia, así que asesórate muy bien antes de elegir nutricionista, nutriólogo, deportólogo, psicólogo o psiquiatra para este tema de salud.
Actualmente, hay muchos profesionales de salud mental que se especializan y se certifican en áreas exclusivas para trastornos de alimentación; a ellos deberías recurrir, pues son quienes realmente te darán pautas adecuadas a tus necesidades, tanto físicas como emocionales, para mejorar tu relación con los alimentos.
3. Evitar esquemas restrictivos de alimentación

Me he dado cuenta de que crear, manipular o construir estilos de dietas o comidas no funcionan si no están asesorados por profesionales, y lo que se puede conseguir es un desequilibrio metabólico.
Evita este mecanismo de autorregulación alimentaria sin guía profesional, ya que será más difícil revertir enfermedades crónicas a consecuencia de malas decisiones alimenticias, como la diabetes, la hipertensión y la resistencia a la insulina.
En este momento estoy aún batallando con desequilibrios metabólicos y hormonales, y no me gustaría que tú también lo sufrieras.
4. Adquirir hábitos de meditación y mindfulness
Comienza a ejercitar la meditación y el mindfulness; es una herramienta poderosa para conectar la mente con el cuerpo, haciendo del presente un estado de conciencia natural que permita asociar los procesos físicos como es el comer, con procesos mentales como el sentir, haciendo de la alimentación una manera agradable, sana, tranquila y natural de brindarle combustible a nuestro cuerpo.

En la actualidad existen muchos canales en YouTube y aplicaciones que tienen una gran cantidad de meditaciones muy efectivas; en mi caso, yo utilizo la aplicación ‘Pura Mente’, donde hay muchas herramientas para comenzar el camino de la meditación y el mindfulness.
5. Sanar tu niño interior
Siéntete ser único e irrepetible porque lo eres, aunque digan lo contrario, inunda tu corazón de amor propio. Es la forma para sanar heridas pasadas que te quedaron, de las inseguridades generadas por las vivencias que tuviste en entornos tóxicos y que produjeron pensamientos autodestructivos en tu niño interior, tomando como base la alimentación.

En esta parte es importante resaltar la ayuda profesional que he tenido por parte de mi psicólogo; son ellos quienes nos dan herramientas para sanar a nivel particular la relación ansiosa con la comida, ya que cada individuo es diferente, con patrones de conducta diversos.
6. Comer para nutrir y no comer para vivir

Suena extraño lo que escribo, pero te explico… Seguir pensando con la idea de ‘comer para vivir’ estarías repitiendo el mismo patrón de autoengaño que a mí me llevó a crear en el subconsciente mensajes de temor a engordar, haciendo que mi cuerpo interpretara como peligrosas a las dietas y ayunos descontrolados; como consecuencia, almacenamiento de energía por medio de grasa e inflamación.
Por el contrario, al repetir mentalmente ‘como para nutrir mis células’ el mensaje será positivo, y el cuerpo solo asimilará lo que requiere para estar bien, evitando acumular energía haciendo depósitos de grasa a nivel cutáneo y visceral.
A medida que vamos soltando esos miedos y nos empoderamos con la seguridad de que somos personas únicas, irrepetibles y con amor propio, aquellos patrones cambian y la obesidad o el sobrepeso cederán el terreno a la salud y al mejoramiento de la relación entre cuerpo, mente y comida.
El cuerpo, si se comienza a sentir física y mentalmente equilibrado, logrará vencer al fantasma de la ansiedad producida en la relación con los alimentos; además, romperá con paradigmas sociales, priorizando la sensación de paz interior y amor propio.
Reflexionemos…
¿Quién dice que estar encasillados en los estándares de belleza, de medidas perfectas, y además con las limitantes en porcentajes preestablecidos en cuanto a masa corporal y peso, estarían indicando realmente bienestar y salud?

Debería importar primero cómo nos sentimos en nuestro interior, para poder desarrollar pautas en la forma de alimentarnos. Es así como alcanzaremos a encontrar equilibrio y balance en lo que nuestro cuerpo requiere para ser feliz, equilibrado y sentir la sensación de paz.
Evitar los comentarios de personas que tienen la obsesión por la figura, el peso y la salud es una herramienta para comenzar el camino de sanación.
Y recuerda…
A mayor aceptación de que somos seres únicos, llenos de amor y compasivos con nosotros mismos, vamos a alcanzar mejorar la relación con la comida, alejando la ansiedad por comer o no hacerlo; porque vamos a aprender que comer con placer, tranquilidad y estando ubicados en el presente, es saludable, ahuyentando así el fantasma de la inseguridad con la obsesiva pregunta… ¿Cuánto peso subiré en esta ocasión?

Deja un comentario