Estrategias para Combatir la Ansiedad Tras una Cirugía de Hombro

Mi experiencia postoperatoria: Manguito rotador y ansiedad

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Para las personas que han seguido mi proceso y mis entradas en el blog, se habrán extrañado de que llevo alrededor de tres meses sin escribir. Hoy sabrán la razón… A finales de septiembre de 2024, tuve una cirugía de hombro, en la cual se realizaron adecuaciones al manguito rotador y anclajes del bíceps por ruptura casi completa en el hombro.

La cirugía artroscópica fue exitosa, a pesar del grado de complejidad, que requirió la participación de dos cirujanos expertos en este tipo de procedimientos, quienes realizaron varias correcciones simultáneamente, para la bursitis, tendinitis y tendinosis que tenía.

A la fecha, llevo alrededor de 12 sesiones de fisioterapia y aún falta por recuperar parte de mi fuerza y movilidad… describiré de forma corta, lo que ha significado este proceso, teniendo en cuenta mi trastorno de ansiedad.

Aunque sabía que era necesaria esta operación para recuperar la movilidad de mi hombro, no estaba preparada para el impacto emocional que tendría en mí.

Hoy quiero compartir con ustedes cómo ha sido este proceso y cómo ha afectado mis niveles de ansiedad.

Los primeros días: Dolor y preocupación

Los días inmediatamente posteriores a la cirugía fueron un desafío. El dolor era intenso y constante, lo que me generaba una gran preocupación, pues debía tomar medicinas muy fuertes que podrían interactuar con los fármacos para la ansiedad. Comenzaron a llegar pensamientos rumiantes como: ¿Y si algo había salido mal? ¿Y si nunca recuperaba la movilidad completa? ¿Y si me volvía adicta a esas medicinas para el dolor? Estos pensamientos solo alimentaban mi ansiedad.

La frustración por sentirme dependiendo de otros (primer mes de operada)

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Una de las cosas que más me costó aceptar fue la pérdida temporal de independencia. Necesitar ayuda para tareas cotidianas como vestirme, ducharme, lavar mi cabello, preparar y servir los alimentos fueron golpes duros para mi autoestima. Esta situación desencadenó episodios de ansiedad que no esperaba experimentar, pero gracias a las estrategias que les voy a compartir y las sesiones con los médicos se pudieron superar de gran manera.

El miedo al futuro (Segundo mes)

A medida que avanzaba en mi recuperación, me enfrenté al miedo de no poder volver a realizar las actividades que antes disfrutaba. ¿Podré practicar mis rutinas de ejercicio nuevamente? ¿Recuperaré la fuerza en mi brazo para levantarlo y llevarlo hacia atrás de la espalda? Estas dudas incrementaron mi ansiedad y, además, me hicieron reflexionar sobre la importancia de tener una adecuada salud mental durante un proceso de recuperación, pues sin pensamientos positivos, tranquilos y armónicos, la salud física tomará más tiempo en regresar, siendo también un camino de mayor dolor y sufrimiento.

Estrategias para gestionar mi proceso y la ansiedad postoperatoria

Para hacer frente a estos sentimientos, he adoptado algunas estrategias que me están ayudando y que a continuación te comparto:

Practica la respiración profunda y la meditación.


Todas las mañanas, al despertar y antes de ir a dormir, practico respiraciones profundas en ciclos (4 segundos aspirando, 4 segundos reteniendo la respiración y 7 segundos exhalando). Hago esto 3 o 4 veces y luego coloco la meditación de una aplicación que tengo y que me parece fantástica, llamada Pura Mente. Estos dos ejercicios me han ayudado a centrar mis pensamientos en el presente, que es realmente lo que se requiere para evitar caer en episodios de ansiedad.

Mantén una comunicación abierta con tu cirujano y fisioterapeuta

Tu equipo médico es la mejor opción para ayudarte a despejar las dudas que carcomen el cerebro. Ellos están acostumbrados a recibir ese tipo de cuestionamientos, ya que es muy normal que las personas comiencen a sufrir estrés y ansiedad al ver que no poseen la misma independencia y que la recuperación es bastante lenta. Así que no dudes en decir todo, absolutamente todo, lo que sientes y piensas… Ellos te ayudarán con profesionalismo.

Establece pequeñas metas diarias para sentir que avanzas.

Cuando comienzas la etapa de recuperación del movimiento; alrededor de la tercera o cuarta semana, es muy importante que sigas los ejercicios que tu fisioterapeuta te dé para hacer en casa; es básico para recuperar la movilidad de manera adecuada. No te niego que los primeros ejercicios serán difíciles y dolorosos, pero siempre ten en la mente: ¡voy a recuperarme, puedo hacerlo!

Ohhh, y no olvides aplicarte hielo; esto te ayudará tanto a desinflamar como a sentir un control de temperatura que le hará bien a tu ansiedad.

Busca la ayuda de familiares o amigos. Pienso que esta es una de esas operaciones donde pierdes tu independencia casi al 100 por ciento, pues al principio tu brazo estará inmovilizado totalmente, incluso para dormir e ir al baño… no podrás moverlo para nada durante las primeras semanas, así que ten el valor de pedir ayuda. Este proceso de sanación requerirá de mucho apoyo, tanto físico como emocionalmente.

Reflexiones finales

Este proceso me ha enseñado que la recuperación física va de la mano con la recuperación emocional. Es normal sentir ansiedad durante un postoperatorio; sin embargo, es importante buscar ayuda y herramientas para manejarla.

A todos los que estén pasando por una situación similar, les digo: sean pacientes consigo mismos. La recuperación es un proceso y cada pequeño avance cuenta. Junto a su familia y equipo médico, podrán superar estos desafíos y salir fortalecidos.

¿Has pasado por una experiencia similar? Me encantaría leer tus comentarios y saber cómo has manejado la ansiedad en situaciones parecidas.

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