Dulce azúcar: Relación entre Obesidad y Ansiedad

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Recuerdo claramente hace dos años, cuando mi peso llegó a los 110 kilos, que sentía gran frustración al ver en el espejo a una mujer desfigurada por la gordura extrema; este hecho hacía bajar más mi autoestima; únicamente veía mejillas infladas y un cuello corto que tenía un pliegue en la mitad que tapaba el corte de mi cirugía en el cuello.

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Al seguir bajando la mirada, continuaba observando el gran estómago que evitaba tener una vista adecuada de pies y todo lo demás.

Mi baja autoestima llegó a tal punto que lo reflejado en el espejo no era la realidad; sino el producto de años de no aceptación y de poca valía que sentía por comentarios de otras personas, tales como:

  • Como estas de gorda.
  • Te veo más gruesa.
  • Parece que estás comiendo mucho.
  • No deberías comer tanto pan.
  • Parece que te comes bien la sopa.
  • Cuidado que ya no caminas sino que ruedas.

En la actualidad analizo estos comentarios, como una forma equivocada de crear algún tipo de comunicación crítica de las personas con las que interactuamos en el día a día, llámese, amigos, familiares, colegas, niños, adultos, padres, hermanos.

Esto se puede dar por falta de conocimiento en las personas que hacen dichos comentarios, sobre el nivel de daño y negatividad que crean sus comentarios en el cerebro y la afectación que producen en la autoestima de quien escucha.

Les diré; todos estos comentarios grabados en mis recuerdos, salieron a la luz, gracias a las distorsiones creadas y proyectadas en mi cerebro por el alto nivel de ansiedad generalizada sufrida luego de la cirugía.

En realidad sí era algo complicado el tema del peso tan alto, ya que físicamente se resintieron órganos, como el corazón con mayores pulsaciones, los pulmones con sonidos al respirar y ahogos constantes, los pies con dolor al caminar, las rodillas, el sistema digestivo con estreñimiento y diarreas constantes.

La ropa ya no me servía subiendo de talla L a 3XL, creando una condición de alerta y temor constante de recaer en condiciones médicas que me llevaran NUEVAMENTE a hospitalización.

Emocionalmente, no me sentía bien conmigo misma; acelerando mi ansiedad por comer, principalmente galletas, tortas, pasteles, sacando siempre alguna excusa para saciar inconscientemente mis deseos, por encontrar consuelo a mi estado ansioso.

Recuerdo estar comiendo una gran rebanada de pastel dulce con un vaso de leche entera a las 11.30 de la noche, encontrando en las dosis de medicinas una justificación perfecta para no sentir remordimiento por los atracones nocturnos.

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Ahora pienso… de esa forma inconsciente de mal alimentarme; … ¿Cómo no pretendía engordar?

Comencé entonces a buscar e investigar sobre «causas de subir aceleradamente de peso», y encontré muchísimas de ellas; además de aprender una valiosa lección que te compartiré, esperando que la leas con detenimiento porque realmente distorsiona la forma como el cerebro se autoengaña…

«La mente siempre te llevará a buscar salidas y soluciones a lo que pueda mantenerte atado a creencias y manipulaciones de la información, que TE motiven además a establecer sensaciones de placer evitativos de la realidad; para ello el cerebro utilizará herramientas audiovisuales y sensoriales (publicidad de productos alimenticios) que sigan enganchando a las personas para continuar consumiendo sin objetividad ni raciocinio».

En mi caso, esta posición mental fue bastante negativa, ya que enfoqué mis búsquedas solamente a los efectos secundarios de los medicamentos que tengo para mis condiciones médicas, pero realmente no estaba dirigiendo mi atención al origen del problema, comer desproporcionadamente azúcar.

Todo esto me llevó a sentir gran frustración, al ver que muchas medicinas tenían como efecto secundario el aumento de peso; trate entonces de modificar dosis o evitar tomarlas; creando en mi mente una actitud de rechazo hacia ellas.

El resultado obtenido… ¡Desorden y recaídas importantes en las condiciones físicas que tenía!, hipocalcemia, ansiedad y desorden de la vitamina B12; para completar el panorama… la obesidad, sin solución; hasta que mi nutrióloga comenzó a ajustar mis comidas de acuerdo a las condiciones médicas.

Luego de su análisis, dijo unas palabras que aún resuenan en mi mente… «A partir de mañana, evitarás consumir azúcar, y productos que la contengan».

Les cuento… estas palabras fueron tan fuertes para mí que al principio no quería aceptarlas, pensaba; «es ridículo beber café sin azúcar; ¿no tomar jugos?… y mis galletas?, mi chocolatina?, El pastel de las noches?»… todos estos pensamientos rumiaban en mi cabeza producto de la ansiedad.

Creo que estas palabras para una persona como yo, tan adicta a los productos dulces, era como experimentar la caída de una gran bomba sobre tus hábitos y rutinas, creando en mi mente un vacío, una rumiación de sentimientos negativos frente a los alimentos.

Creía que las comidas sin azúcar ya no tendrían sabor, convirtiéndose las sensaciones de placer al comer, en momentos desagradables y en cierta forma aburridos y ansiosos, pues, solo pensaba en lo que no tenía el plato… azúcar.

Tardé aproximadamente 10 días para cambiar mi visión frente al azúcar y hacia los alimentos en general; con este tiempo de desintoxicación y la perseverancia para mantener firme mi decisión de no más azúcar, fui sintiendo una transformación en la forma como mis papilas gustativas, acrecentaron la percepción de los sabores, magnificando en mi boca el verdadero sabor de los alimentos; todo esto gracias a la eliminación del componente distractor de la mente … ¡El azúcar!

Ahora; puedo decir que disfruto más los alimentos en su forma natural, primaria, real y esencial, sin elementos adictivos y distractores como es el azúcar y me refiero a todas sus versiones no naturales; azúcar refinada, morena, panela, piloncillo, panelista y otras.

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En este momento de mi vida he desaprendido a ver los alimentos dulces como una parte esencial de bienestar y satisfacción; ya no son importantes en mi estilo de comer.

Con esto no quiero decir que JAMÁS he vuelto a disfrutar de un pedazo de pastel o un delicioso helado… lo que cambié es la relación que tengo con el azúcar… lo dulce ya no controla mis deseos, ni mis pensamientos; ahora soy yo quien pongo los límites, evitando así que se reintroduzca en mi estilo de comer.

Es una batalla fuerte, porque debes enfrentarte con tus hábitos y costumbres arraigadas por años de mal nutrición; pero te puedo asegurar que el triunfo es muy satisfactorio; tanto así que a mí me ha ayudado a fortalecer mis decisiones, he recuperado la energía para hacer cosas, disfruto realmente comer, mi mente ha calmado mucho esos deseos incontrolables por pasteles, galletas, chocolates.

Es un camino difícil pero no imposible… TE invito a comenzarlo y es acá donde te daré algunas herramientas que a mí me han servido para vencer mi adicción por el azúcar, porque aunque no lo creas, el azúcar tiene un poder adictivo en nuestro cerebro, similar a la adicción a las drogas, tabaco, alcohol, juego.

No TE puedes perder la próxima entrada donde te contaré doce herramientas claves para comenzar el camino hacia la desintoxicación, y puedas crear una relación más saludable con el azúcar.

TE espero y no olvides dar clic a la estrellita ‘me gusta’ y así podamos ayudar a más personas que SE identifiquen con mis vivencias.

Ten un maravilloso día y espero… Sin mucha azúcar.

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